Homilía en el IV domingo de Pascua, del Buen Pastor

April 21, 2024


Homilía en el IV domingo de Pascua, del Buen Pastor

 

La piedra que desecharon los arquitectos es hora la piedra angular

La oración es el medio fundamental para que haya más vocaciones

 

Muy queridos hermanos y hermanas.

Les saludo en este IV Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor, con mucha alegría, como su pastor y su amigo. Hoy nos convocamos, nos congregamos para celebrar nuestra Eucaristía, también quiero saludar a nuestro querido Seminario, al equipo formador, a los padres, a la Pastoral de Adolescentes, Juvenil y Vocacional (PAJUV), a los seminaristas y a todos los que están siguiendo esta transmisión a través de la redes sociales de los medios digitales.

Estamos en este tiempo gozoso de Pascua y la primera lectura, del libro de los hechos de los apóstoles, vemos con cuánta valentía y arrojo -vemos a Pedro- hablándole a la gente, aquel que días antes, había estado escondido, que había negado al maestro, ahora con la fuerza del impulso del Espíritu Santo, proclama a Jesucristo, muerto y Resucitado; había curado un enfermo y la gente estaba extrañada y él les habla a los ancianos y a los somos sacerdotes, y les dice que ese enfermo fue curado por la fuerza de Jesucristo. Él solamente sabía que era un instrumento del Señor, “la piedra que desecharon los constructores esa hora la piedra angular”, Cristo que había sido muerto en la cruz es el gran vencedor.

Estamos en ese tiempo de alegría y de gozo por la Pascua del Señor y este domingo es el domingo del Buen Pastor y nos ayuda a todos a pensar en el “Buen Pastor”, los invito a que tengamos esa escena tan hermosa cuando a Jesus se le pierde una oveja, deja las otras en lugar seguro y va a buscarla, la encuentra herida, la cura y después la carga sobre sus hombros.

El buen pastor es el que da la vida por sus ovejas y lo tenemos muy presente en la cruz porque dio la vida por todos y cada uno de nosotros, ese Buen Pastor que se distingue del bandolero, de aquel que nos habla el Evangelio, que ve venir el peligro y deja a las ovejas; Jesus es el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas y conoce a cada una por su nombre.

Yo recuerdo en un lugar donde estuve en un convento donde la religiosas tenían sus borreguitos, sus ovejas, había una religiosa que era la encargada de atender a las ovejas, era muy curioso porque a cada una le puso su nombre y después que les decía por su nombre, al borreguito o a la borreguita, inmediatamente saltaba, la conocían, conocían su voz y Cristo es el Buen Pastor que conoce a sus ovejas y nos conoce por nuestro nombre, es el que da la vida, nos conoce y quiere nuestro bien. Por eso el Buen Pastor entra por la puerta y Cristo es la puerta de la Salvación, es el que nos abre para que entremos a la Salvación y nos va diciendo cuál es el camino.

Esta semana también tuve una experiencia muy impactante porque me visitó una señora con un grupito y ella es mamá de los desaparecidos, de los hijos desaparecidos, pero de ella no sólo desapareció un hijo, sino que de ella cuatro de sus hijos fueron desaparecidos, y de esto ya hace 15 años, es de las madres buscadoras. Se ha ido haciendo todo una organización y nosotros, a lo mejor todavía no tenemos conciencia, ese día aumentó mi conciencia del dolor de una mamá, del dolor de un papá, del dolor de una familia que ha perdido a sus hijos y tenemos que apoyar, ella me decía algo que me llegó a mi conciencia: “queremos que también los sacerdotes, los padres, los obispos, nos cuiden de los lobos”.

Hay lobos que hacen el mal como en el Evangelio lo escuchamos, el que se salta la barda, el lobo que roba, el que desaparece es un lobo y ella me decía tenemos que seguir fortaleciendo esta esperanza. Cuando desaparecieron sus hijos -sus cuatro hijos- ella los había educado en un ambiente muy católico, en un ambiente muy de familia y ella le preguntaba a Dios “¿por qué a mí me ha pasado esto?, ¿por qué yo Señor?” y le reclamaba, pero un día dialogando con un sacerdote le dijo “a veces no se entiende ¿por qué te sucedió a ti?, pero mejor pregúntate ¿para qué?”.

Ella es de las personas que ha encabezado todo un movimiento, ella es una persona muy sencilla, pero ha empezado este movimiento que va adquiriendo impulso, porque es en todo México que hay desaparecidos, entonces en ese sentido, cuando estaba preparando yo la homilía, pensaba en que todos debemos participar de ser el Buen Pastor y debemos cuidarnos unos a otros, del lobo, del mal que nos afecta. Este Jesus el “Buen Pastor” con mayúsculas quiere que nosotros no vimos en un mundo individualista, sino que también en familia, en comunidad nos cuidemos unos a otros.

Finalmente quiero decirles que hoy, el cuarto Domingo de Pascua, día del Buen Pastor, es un domingo, también, para tomar conciencia de la importancia de las vocaciones sacerdotales, de las vocaciones consagradas y, si lo vemos más amplio, de las vocaciones al servicio, en este sentido es muy significativo que nuestro Seminario esté aquí presente, la gran mayoría de los muchachos y que hoy también sea para nosotros un signo de esperanza que seis jóvenes seminaristas son candidatos a recibir las órdenes sagradas, jóvenes que se van a acercando en la última etapa de su formación, en la configuración, pero el gran responsable las vocaciones es la comunidad cristiana, es decir somos todos, empezando por el Obispo, también los sacerdotes, las religiosas, todos somos responsables de que haya pastores que den su vida por las ovejas.

Que no se nos olvide que la oración es el medio fundamental para que haya más vocaciones, la promoción y la oración, la oración y la acción. Dios es el que da la vocación, Él es el que siembra en el corazón de nosotros la vocación para ser pastores del pueblo de Dios.

Que el Señor bendiga a toda nuestra Iglesia y que, también, la Arquidiócesis de Tlalnepantla sea un semillero para que haya cada día más pastores al servicio de sus ovejas. Así sea.

 

+ José Antonio Fernández Hurtado

Arzobispo de Tlalnepantla