«Este tiempo de Adviento estamos invitados a poner en práctica el amor con actitudes muy concretas»
Muy queridos hermanos, hermanas, en Cristo Jesús:
A todos los saludo con alegría, con esperanza, y también a todos a los que, a través de estos medios digitales, llega esta celebración hasta sus hogares; que estemos atentos para recibir a Jesus en esta Navidad.
Hoy empezamos, queridos hermanos, el Tiempo del Adviento, y adviento viene de una palabra en latín que se dice: «Adventus», que significa venida, y precisamente «La venida de Nuestro Señor Jesucristo», la venida de Dios, que siendo rico se hace pobre para enriquecernos con su pobreza. Hoy que iniciamos este tiempo litúrgico, si se fijan, han cambiado los ornamentos a color morado, que es signo de arrepentimiento y de conversión; también el mantel del altar está de color morado; no se cantó el Gloria; prendimos la primera vela de la Corona de Adviento, que son cuatro semanas de preparación a esta venida del Niño Dios.
Precisamente las tres lecturas que escuchamos nos ayudan a tomar conciencia de este tiempo litúrgico, se nos habla de un pasado, de un futuro y de un presente. La primera lectura, del profeta Jeremías, nos habla del pasado, es decir, va a venir el Niño Dios del linaje de David, y vemos cómo todo el Antiguo Testamento es una preparación a la venida del Mesías, a la venida del Salvador. De allí el peligro de que nosotros nos quedemos en el pasado, solamente recordando un hecho histórico, la Palabra hecha carne. Es un misterio el misterio de la Encarnación, es algo que nuestra mente no puede comprender, sino solamente la fe, cómo siendo Dios se hace como nosotros para elevarnos al Cielo. Y hay el peligro porque en este tiempo hay mucho ruido, hay muchas luces, vemos nosotros más gente en la calle, en los centros comerciales, y eso nos puede distraer y quedarnos anclados en el pasado. Qué alegría que Dios viene con nosotros, se hace del tamaño de nosotros, se parece en todo, menos en el pecado. Entonces celebramos el Adviento, nos preparamos para celebrar un hecho histórico, podemos decir un cumpleaños, porque el 25 de diciembre es el cumpleaños de la venida de Jesús, de que Jesús nació de la Virgen María por obra del Espíritu Santo. Pero también se nos habla de un futuro, y precisamente nos lo dice hoy el Evangelio de San Lucas.
Hoy empezamos un nuevo Ciclo litúrgico y el evangelista que nos va a guiar durante todo este año es San Lucas. Hoy encontramos también el lenguaje apocalíptico, un lenguaje del que no hay que fijarse en los detalles, sino en el conjunto, es decir, saber que Jesús vino, pero que vendrá por segunda vez, y que no sabemos el día ni la hora. En el primer siglo de la historia, los primeros cristianos pensaban que iba a llegar pronto la segunda venida, pero han pasado XXI siglos y no sabemos el día ni la hora. Por eso hoy la segunda lectura, de la carta de San Pablo a los tesalonicenses, nos habla del presente, es decir, que debemos estar preparados.
Hay dos palabritas muy importantes que hoy resaltan, una es la oración y la otra es el amor. Se nos dice hoy en la Palabra de Dios cómo hay veces que los vicios, la preocupación del dinero, nos pueden desviar de esta espera de Jesús y como que se nos olvida, lo decimos a lo mejor verbalmente, pero nuestras actitudes no corresponden a veces a esa espera, y por eso la Palabra de Dios nos dice esta actitud importante: la oración. ¿Cómo vamos a estar preparados? Haciendo oración. Este tiempo de Adviento también es un tiempo de dejar espacios para el silencio, para la oración en familia, para la oración en la comunidad, para la oración personal, para ver el proyecto de Dios, que no nos desviemos, sino que no perdamos cuál es la ruta. Por otro lado, la otra actitud de es el amor. ¿Cómo podemos prepararnos para la venida del Señor? Haciendo el bien, amando a nuestros hermanos.
Hemos estado comentando durante todos estos meses cómo debe ser actitudes del cristiano, de nosotros, la compasión, el consuelo, ayudar a aquellos que sufren, a aquellos que están desvalidos, a aquellos que tienen alguna dificultad especial. Ahora en este tiempo de pandemia hay tantas personas con crisis emocionales, con la soledad, y nosotros este tiempo de Adviento estamos invitados a poner en práctica el amor con actitudes muy concretas, podemos hablar desde el saber escuchar, el saber acompañar y saber compartir también, si Dios nos ha dado más, compartirlo con el que no tiene. De esta manera la oración y el amor nos ayudarán a avivar la esperanza, porque nosotros esperamos cielos nuevos y una tierra nueva, y vamos caminando hacia allá. Ojalá que también en su casa tengan una Corona de Adviento para ir haciendo oración y para esperar a Jesés en esta Navidad como Él se merece. Así sea.
+ José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla