HOMILÍA EN LA SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

December 12, 2021


HOMILÍA EN LA SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

 

«La Virgen María viene a mostrarnos el amor maternal de Dios»

 

La Virgen María en su advocación de Guadalupe ha acompañado la historia de esta nación, de este pueblo, y especialmente Dios se ha mostrado benevolente en los principales momentos de la historia de nuestro país.

Hace 500 años, ya casi, es que se dieron las apariciones de la Virgen de Guadalupe, estamos hablando del 1531. Habían pasado diez años de la conquista de la gran Tenochtitlan, una conquista muy sangrienta, hay quienes han hecho cuentas, por así decirlo, y más de la mitad de la población indígena murió en esta conquista, fue un exterminio.

Pues pensemos un poco, imaginémonos cómo se respiraba el ambiente en estas tierras mexicanas ante la llegada de los españoles, que vinieron a imponer una nueva cultura, una religión, toda una visión del mundo. En ese momento crucial aparece la Virgen María como signo de esperanza para estas tierras, para estos pueblos.

Creo yo que ese mensaje está bellamente sintetizado en una frase que la virgen María le dio a Juan Diego, y en ella a todos los mexicanos, una frase que también nosotros la acogemos: «¿Qué no estoy yo aquí, que soy tu madre?».

Ante momentos de aflicción, como lo vivieron en aquel entonces nuestros hermanos indígenas, la Virgen María viene a mostrarnos el amor maternal de Dios, un amor lleno de ternura, un amor lleno de compasión, de cercanía, y así lo hemos experimentado nosotros cada vez que invocamos a María, también nosotros hemos encontrado en ella una Madre.

En esta historia Dios se ha hecho presente, pero también nos ha dejado una encomienda. En aquel entonces a Juan Diego se le pidió algo muy concretito, «Quiero que me construyas una casa», ese fue el mensaje de la Virgen y esa casa ya está ahí, en las faldas del cerrito del Tepeyac, pero esa casa que la Virgen María quiere que le construyamos es una casa en donde quepamos todos, en donde todos podamos vernos y tratarnos con amor, como verdaderos hermanos. Fíjense, ese es el designio de Dios, esa es la casa que la Virgen María quiere que sigamos construyendo, esa casita.

Yo el día de ayer estuve visitando algunas hermitas, y tenemos un gran cariño por nuestra Madre que le construimos capillitas, a veces en los lugares menos imaginado, ahí está la imagen de María Santísima, y eso va transformando nuestro corazón y nos va hermanando y va sucitando en nosotros nuevos sentimientos.

La Virgen María quiere que, en vez de vernos como competidores entre nosotros, que nos veamos como colaboradores en un proyecto común; en vez de entrar en luchas, en enemistades, en pugnas, quiere que nos reconciliemos, que vivamos en paz, que podamos aprender a tener caminos en común; más que miremos nuestro propio interés, porque a veces caemos en la tentación, que veamos el interés de todos, para que todos tengamos lo necesario para vivir.

Ese es el designio de la Virgen María y esa es la casa que aún le seguimos construyendo a María, esa casa se la seguimos construyendo en cada uno de nuestros hogares, en cada una de nuestras familias, en cada uno de nuestros vecinos de nuestra cuadra; esa casa se la seguimos construyendo tal vez en donde trabajamos, en donde nos desarrollamos todos los días; esa casa se la construimos como nación, como pueblo.

Hoy la Virgen María nos recuerda que ella sigue siendo nuestra Madre, pero hoy también la Virgen María nos dice como a Juan Diego: «Quiero que vayas tú», porque Juan Diego quería echarse para atrás, porque sabía que no le iban a considerar, en su parecer.

Que la Virgen María nos ayude a cumplir con nuestra misión de seguirle construyendo esa casa, esa casa donde ella habite y en donde hagamos realidad todos los días el proyecto de Dios, que nos veamos como verdaderos hermanos. Pidámoselo a María Santísima, pidamos por todas las situaciones que estamos viviendo como país, que no las enumeramos aquí porque si no no acabamos, pero que necesitamos de todos y del auxilio de nuestra Madre del Cielo. Que así sea.

 

 

Pbro. Óscar Camacho Macías

Vicario General y Rector de la Catedral de Corpus Christi