Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco ha exhortado a los fieles a ser custodios de la creación, nos ha pedido ser custodios del otro, de nuestros hermanos los hombres y esto lo podemos lograr cuidando el medio ambiente, don maravilloso que el Creador nos ha concedido.
La Arquidiócesis de Tlalnepantla se ha preocupado por el cuidado de la creación y en su necesidad de construir un lugar en donde pueda atender a los fieles y realizar los trámites de diocesanos, ha contribuido construyendo la "Primer Curia verde" así llamada por el Gobernador del Estado de México Eruviel ávila en la inauguración de estas instalaciones.
La nueva Curia de Tlalnepantla está diseñada y construida con el objetivo de aprovechar todos los recursos naturales que la creación nos regala, ya que procura ahorrar hasta un 80% de energía eléctrica gracias al diseño de la iluminación con domos y ventanas que captan la luz natural aún no habiendo mucho sol; también cuenta con un diseño de recaudación de agua pluvial en cisternas, la cual abastece a todo el edificio para las necesidades básicas y que el uso de agua potable sea también el mínimo e indispensable.
Este edificio ha aprovechado todos los espacio con los que cuenta y en las azoteas cuenta con un espacio al aire libre en donde hay sillas y mesas que permite a los trabajadores y visitantes relajarse y descansar un poco, ese mismo espacio se ha aprovechado para hacer una pequeña cancha de futbol rápido promoviendo así el deporte entre los sacerdotes, trabajadores y la misma gente que vive a los alrededores de estas instalaciones.
El auditorio de la nueva Curia tiene una característica especial, está diseñado de tal forma que su acústica sea muy buena estando en cualquier punto dentro de él, el techo tiene un diseño que permite que las ondas sonoras se dispersen creando buena sonoridad y las paredes disminuyen el rebote de este sonido ya que están tapizadas de madera reciclada, de desperdicios de las madererías que en la Curia han sido aprovechadas para embellecer este lugar.
En el centro de toda esta construcción, está la capilla embellecida por un muro verde que decora con lindas plantas que cuentan con un sistema de autorriego que es aprovechado también del agua de lluvia; en su interior se ha colocado un retablo del s. XVII que contrasta con la estructura moderna creando así una unidad entre lo nuevo y lo antiguo que hemos heredado y está rodeada por un espejo de agua con la que se hace referencia al capítulo 47 del profeta Ezequiel donde dice "El me llevó a la entrada del Templo y vi que brotaba agua de debajo del dintel de la Casa" (v. 1). Esta agua es Cristo mismo, agua que da la vida, que rescata el desperdicio de la humanidad y lo utiliza para embellecer a su Iglesia, el que une lo nuevo con lo antiguo y todo lo hace útil para seguir edificando el Reino de Dios.